Para definir los distintos grados de sequedad ocular tenemos que distinguir primero entre los síntomas y signos que aparecen en cada fase.
Los síntomas de sequedad ocular son las sensaciones subjetivas que cada uno tiene y las "señales de alarma" que nos indican que existe un problema. En el caso del ojo seco los síntomas más frecuentes son: picor, quemazón, sensación de arenilla, lagrimeo (hay una sobreproducción de lágrima porque la existente no tiene la calidad adecuada). Estos síntomas suelen ser más agudos al final del día.
Los signos son señales objetivas, que se pueden observar en una exploración del ojo por un profesional de la salud ocular.
Para saber si hay ojo seco y cómo de grave es, hay que evaluar tanto los síntomas del paciente como los signos encontrados en la exploración del ojo.
El ojo seco avanza por fases y puede volverse crónico; por eso es importante la prevención y tratar el problema en sus fases iniciales.
Si bien no se trata en la mayoría de los casos de una patología grave, para los pacientes de ojo seco es muy importante conseguir alivio y que éste sea duradero. En las fases más avanzadas de la enfermedad, el trastorno de ojo seco puede ser un problema limitante, que afecta de manera importante a la calidad de vida de quien lo padece.
Nivel 1: Normal
Los síntomas que percibe el paciente son leves o moderados.
El profesional de la salud ocular no detectará signos en la lágrima, pero sí pueden aparecer signos leves o moderados en la conjuntiva.
Nivel 2: Leve
La evaluación de los síntomas será moderada- grave. El paciente puede ver alterada su capacidad de visión.
El profesional hallará signos en la lágrima (al medir el tiempo de rotura lagrimal), en la tinción de la conjuntiva y alteraciones leves en la córnea.
Nivel 3: Moderado
El paciente muestra síntomas graves y los signos muestran evidencias específicas y más marcadas.
Nivel 4: Severo
Se caracteriza por síntomas graves, erosiones en la conjuntiva graves y cicatrización conjuntival.